"EL RENACER DEL CAÍDO"

EL RENACER DEL CAÍDO

Pequeño pájaro que intentó volar del nido y en vez de caer voló alto, él, que vió el cielo, sabe más que nadie qué significa perder las alas. Él, que probó el sabor de la libertad. Él, que fue acariciado por los suaves susurros del viento. Él, que se dejó mecer por las corrientes de su corazón. Cayó. Pero la caída fue estrepitosa. Sobrepasó el límite terrestre y volviéndose llama alcanzó en su caída el infierno, que se encargaba de tentar su pequeño corazón. Pequeña llama, tan brillante que incluso llevó sus sueños ante el mismísimo mal. Llama deslumbrante que cegaba, sin dejar ver. Llama fría y azulada se elevaba con cada nuevo parpadeo. Ascendía hacía su querido cielo. Rozando las nubes, transformó su fuego en agua y derramando sus lágrimas.

Diminutas gotas eternas, penetran en aquella pequeña cueva, donde descansa un alma secuestrada.

"Apresado, con cadenas y una mordaza. Apresado en aquella prisión, sin ti, sin mí, sin nadie. Sin poder hablar, sin poder gritar, sin poder moverme. Encarcelaron mi alma, con sus palabras. Encarcelaron mi corazón con su cariño. Fueron ellas, que con sus falsas sonrisas me sometieron a su voluntad. Fueron ellas con sus miradas abrasadoras quienes me colocaban los grilletes. Fueron ellas y sus manos quienes me arrastraron al más profundo abismo, al más profundo mar, sin oxígeno con el cual respirar, dejándome sin aire, sin vida. Agonizando en la oscuridad, alma marchita que se despedaza.”

Paula Martín