Si te das cuenta uno no puede verse a si mismo hasta que se pone delante de un espejo. Cuando estás delante del espejo ves realmente tu imagen. De igual forma las personas de nuestro entorno están constantemente reflejándonos partes de nosotros que nosotros no vemos en nosotros o no reconocemos por tenerlas "asociadas" a algo negativo.
Cuando tú te pones delante del espejo y no te gusta tu imagen, no le pides a la imagen que cambie su aspecto. Sabes que si quieres que tu imagen sea diferente la que tienes que cambiar eres tú.
Lo mismo ocurre con la proyección con las personas de nuestro entorno. Si no nos gusta lo que vemos, tenemos que identificar la cualidad que nos proyectan, reconocerla en nosotros, ver donde nosotros estamos actuando como ellos y aceptar esa cualidad en nosotros. Sólo así conseguiremos que la imagen, la proyección cambie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.