En 1783 un poeta japonés llamado Buson, poco antes de morir,
escribió esto:
Últimamente
las noches
amanecen
blancas como
la flor del ciruelo.
Imagino al poeta irse muriendo bajo la luz blanca de una
luna amanecida: irse muriendo, ir amaneciendo en otros mundos con otras luces.
O, quizás, el poeta ya vio que la tiniebla es la luz: que la tiniebla es lo que
ilumina, pero que no puede ser iluminado: que lo que nos ilumina proviene de lo
que no podemos ver ni pensar.
-Por David López y su ‘Diccionario filosófico. Luz’
Pero, y si eso es verdad, y si las sombras simplemente son
luces que pueden iluminar, pero no pueden ser iluminadas porque son cosas
inimaginables…
Quizás la luz sea la parte mala, y es la creadora y asesina de las sombras.
Sin luz no habría sombras. Sin realidad no habría sueños, no
tendríamos un objeto de comparación.
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