La obra de Junichiro Tanizaki muestra el uso de las sombras en la decoración de las casas japonesas de acorde a su manera de pensar de la filosofía de Lao Tse a través del budismo zen, muy extendida en Japón, que a diferencia de la filosofía occidental prefiere la desnudez y la contención en vez de la decoración, lo que revela la incapacidad del pensamiento occidental de comprender el misterio de las sombras.
La sobriedad de las casas japonesas puede parecer vulgar desde nuestro punto de vista pero al sustituir las lamparas eléctricas por una sola luz hace que los pocos objetos que haya llamen la atención, al aparecer como los únicos objetos entre las sombras incitan a la "ensoñación".
Así los objetos pierden su definición exacta haciendo que las partes que no vemos por las sombras sean rellenadas con nuestros pensamientos e imaginaciones, haciendo así que el espacio vació solo cubierto por sombra se rellene con nuestros pensamientos, ese mundo de ensueños y espacios poco claros o sin definir es a lo que se refería con el mundo "inmaterial" del que hablaba Lao Tse.
Es esa la diferencia entre el pensamiento occidental que prefiere las cosas definidas e iluminadas, sabiendo lo que realmente hay y al saberlo rellenarlo con una "decoración", y el pensamiento oriental que prefiere un espacio vacío y sin iluminar, un espacio vacío que rellenar con sus pensamientos y no con una decoración.
La relación de la decoración Zen japonesa se relaciona con la filosofía de Lao Tse al usar esos espacios vacíos y sin iluminar como la sombra, o sea como un lugar en el que pensar pues si estuviera lleno no pensaríamos si no que veríamos lo que hay en ese lugar al no ver nada pensamos pues al igual que se aplica en la decoración se aplica también en su filosofía.
Esa es la relación que hay entre la decoración vacía y la filosofía de la sombra.
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