martes, 3 de noviembre de 2015

Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago

Cuando se mencionó el tema de la ceguera y su oscuridad, tan sólo pude relacionarlo con la luz. Es cierto que la ceguera produce en los sujetos que la sufren la imposibilidad de ver la realidad, pero también pueden apreciarla mediante los otros sentidos, de forma que éstos se desarrollan en mayor grado que los de una persona que ve. Y es cierto que esa imposibilidad es negra, oscura, un vacío, pero los ojos siguen teniendo vida.
Sin embargo, en las historias de ficción está la verdad, o eso dicen. José Saramago escribió su décima novela, Ensayo sobre la ceguera, que puede traer a error: no es un ensayo, ni mucho menos trata la ceguera tal y como nosotros la conocemos. En su libro, la ceguera no es más un manto infinito de leche, una sábana blanca, un foco de luz directo en la mirada, la pérdida de la noche. La ceguera blanca es tremendamente contagiosa, una epidemia incontrolable y fuera de los conocimientos científicos, por lo que el Gobierno decide mantener en cuarentena a todos los que la sufren. Sin embargo, no todo está bajo control, ni dentro ni fuera.
Os dejo algunas citas del libro, y os animo a leerlo.
Hay mil razones para que el cerebro se cierre, sólo esto, y nada más, como una visita tardía que encontrara clausurados sus propios umbrales.
Hay una gran diferencia entre un ciego que esté durmiendo y un ciego a quien de nada le ha servido el haber abierto los ojos.
Ya éramos ciegos en el momento en que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos mantendrá ciegos.
Ser fantasma debe de ser algo así, tener la certeza de que la vida existe, porque cuatro sentidos nos lo dicen, y no poder verla.
Los sentimientos con los que hemos vivido y que nos hicieron vivir como éramos, nacieron de los ojos que teníamos.

Saramago hace una crítica de la sociedad mediante la ceguera de sus personajes, de forma que nosotros, aun viendo, no vemos nada. Siempre se ha dicho que una vez perdemos las cosas, reparamos en su valor. ¿No deberíamos abrir los ojos, dejar de ser ciegos, de una vez por todas para apreciar cuantísimo nuestra vista se pierde?

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